Rogelio Luque con su compañera Pilar Serasola |
Autor: ALBERTO GAY HEREDIA (http://www.decastroero.blogspot.com)
PEDRO EL BUENO. LOS ORÍGENES DEL VEGETARIANO-NATURISMO EN CASTRO DEL RÍO.
Tierra y Libertad (1910) |
1916 |
JUAN PÉREZ LÓPEZ "EL MAESTRO"
En esta nueva entrada, que responde a ese nuestro particular empeño de rescatar del olvido a históricos militantes del anarcosindicalismo campesino de la población cordobesa de Castro del Río y sus contornos, nos detendremos en la figura …
TRAYECTORIA: DIONISIO QUINTERO GARRIDO (1888-1980).
Diario de Córdoba (8 de noviembre de 1919) Un enfrenamiento aislado con la guardia civil se salda con un inmediato “procédase a la clausura del Centro Obrero y la detención de su junta directiva, comisión de huelga y maestro laico del mismo” dictado desde el gobierno civil. Algunos pudieron huir escondiéndose por los campos, mientras que otros, entre ellos Dionisio, fueron detenidos y trasladados a la prisión de Montilla.
La máxima autoridad provincial envió a un delegado para que buscara una solución rápida. Algunas fuentes periodísticas hablan de una actitud inflexible por parte de la patronal que catalogan como «lock-out». El conflicto se prolonga, mayormente, debido a que, por hallarse presos los dirigentes, no había con quien pactar. Pese a que se instó a los obreros para que designaran una nueva comisión para negociar, no se presentó nadie, bien por solidaridad o por miedo a correr la misma suerte que sus compañeros detenidos. Trascurrido casi un mes de paro fueron los propios patronos quienes recomendaron al gobernador la libertad de sus interlocutores:
El Sol (3 de diciembre de 1919)
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La Voz de Córdoba (9 de julio de 1923) |
La Trilla (acuarela de Rafael Zabaleta) Dionisio Quintero (hijo), que con anterioridad al 18 de julio de 1936 había pertenecido al gremio de zapateros de de la SOV-CIO de Castro del Río, en la que llegó a desempeñar cargos directivos, terminaría afiliándose a las JSU y a la UGT de la provincia vecina, en la que permaneció refugiado hasta enrolarse en la 24 Brigada Mixta.
Los difíciles años de posguerra los pasaría en Castro obteniendo su sustento mediante los modestos ingresos que le proporcionaban las clases particulares a domicilio y la fotografía, insuficientes para atender las necesidades de su familia. Dos de sus hijas, Salud y Josefa, se colocaron en Córdoba como criadas de doña Amalia Cuesta Tristell, viuda del labrador, natural de Castro del Río, Joaquín Pérez Mármol.
Se conserva en el archivo histórico municipal un curioso expediente que nos informa sobre la intención de las autoridades locales del primer franquismo de regular y poner control sobre este tipo de enseñanzas en manos de maestros privados, muchos con antecedentes de militancia política o sindical. Curiosamente entre los alumnos a los que impartía clases Dionisio se hallaban los hijos de la dotación local de la guardia civil
Cuando en 1947, Francisco Franco llama por primera vez a los españoles a las urnas para que apoyaran la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, Dionisio, en una mezcla de ingenuidad y rebeldía acudió a votar justo cuando estaban cerrando el colegio electoraL; un miembro de la mesa grabo en sus ojos su papeleta que fue la primera en ser leída al abrirse la urna, encontrándose en ella el esperado NO. Este hecho le acarrearía serias dificultades, por lo que casi se ve obligado a trasladar su residencia a Córdoba a finales de los años 40.Vivirá durante un tiempo en Córdoba de la fotografía, hasta que al jubilarse es reclamado por sus hijos que habían emigrado a Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) donde deja de existir en 1980 a los 92 años de edad.
Dionisio Quintero Bello
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ANTONIO GARCÍA BIRLAN: DE ASQUEROSA A BARCELONA PASANDO POR CASTRO DEL RÍO (1914-1917).
El tabaco en la Vega de Granada |
Tierra y Libertad (junio de 1916) |
Ayuso, que defendió con elocuencia las doctrinas de Pi i Margall, propagadas por estas comarcas por el llorado amigo y maestro de los republicanos cordobeses Jerónimo Palma, terminó su discurso con unas palabras que le abrían las puertas de futuros y circunstanciales apoyos: “Soy republicano federal por respeto a mi maestro, el ilustre Pi i Margall; si no sería anarquista”.
Operarios Carbonell y Cía de Castro del Río (1916) |
MEMORIA LIBERTARIA: ANTONIO GARCÍA BIRLAN "DIONYSIOS" (1891-1984).
El País (11 de noviembre de 1906) |
Francisco Jordán Gallego (1886-1921) |
Tierra y Libertad (2 de agosto de 1911) |
Castro del Río – Plaza de la Constitución (1915) |
Salvador Cordón e Isabél Hortensia Pereyra (otros pedagogos libertarios) |
INTOLERANCIAS: LA SEMANA SANTA DE CASTRO DEL RÍO DE 1920.
Juan Manuel de Dios fustigó a los elementos patronales “por la pasividad y abandono con las que han mirado a sus obreros en asuntos de tanta monta como son las reivindicaciones justas y el perfeccionamiento moral, que han contribuido no poco al fomento y arraigo del anarquismo en este pueblo hasta el extremo de poder considerarse como la cuna del anarquismo en esta región”.
No faltaron sus alusiones a la labor educativa desplegada por el centro obrero desde su escuela laica basada en los principios de la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia: “Estos son los frutos recogidos por la enseñanza que en las escuelas racionalistas que desde el año 1905 vienen funcionando y son los resultados de los congresos anarquistas, en los que se adoptaron los acuerdos del incendio y la destrucción de las cosechas”.
El Viernes Santo de 1911 en Guájar Faragüit
Gadeón 12 de diciembre de 1909 Sirva como desagravio hacia estas pequeñas y pintorescas poblaciones a las que me unen en la actualidad lazos de amistad y hábitos de consumo (un buen mosto del terreno) otra semblanza, bastante más realista y amable, trazada años después (1928) por el periodista y escritor Bernardino Sánchez Domínguez (Bersandín) en las páginas del diario madrileño La Voz:
En estos contornos serranos de la vega de Motril y en lugares de apelativo tan evocador como Guájar Alto, Guájar Faragüit y Guájar Fondón, sus habitantes son dueños de la choza en que viven y son propietarios en su mayoría de la heredad y de las chumberas que la acotan, en la que suelen tener la sombra y el fruto de una higuera, por lo menos, o de algunos almendros. En tal heredad – corral incultivable, por lo general- son pocos los que pueden recoger, para todo el año, dos o tres fanegas de trigo o de cebada, cuya cosecha, si no les es usurpada o distraída por algún vecino o pariente, va a parar a manos del fisco para pago de los consabidos impuestos del Estado, y sobre todo las cargas municipales, cuando no logra para cumplir estas primordiales atenciones ciudadanas este propietario o cosechero y ciudadano del monte y de la sierra un préstamo usurario o reunir previsoramente, restando algo del jornal de dos o de tres o de cuatro pesetas diarias – si es que ha disfrutado durante el año de un jornal – la cantidad suficiente. Es un detalle a subsanar por los que apetecemos el éxito de la «reintegración al campo».
Como eso de «disfrutar» durante el año jornales, aun tan ínfimos como los dichos, es por aquí verdaderamente literatura, ¿De qué vivirá esta gente? ¿Cómo querrán que sea? El monte es pródigo, en verdad, y la gente frugalísima; tan frugal que se conforma con vivir sobre la tierra, con las rebañaduras de la tierra. No hay familia que no tenga su borriquillo; no hay mujer ni zagal que no ande «tras ajilando» por barrancos y cañadas hasta reunir, por lo menos, una carga de leña para llevarla en el borrico a vender, por una cincuenta o dos pesetas, a Motril, Nerja, Almuñécar, etc., empleando para ganar eso dos, cuatro o seis días en ir y volver. Si traen íntegro a la familia el importe de esa venta ¿De qué han comido el vendedor y el semoviente?
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Historia del heterodoxo presbítero motrileño Antonio Aguayo.
Un trabajo más reciente, complementario del anterior, es el publicado por el abogado y escritor motrileño Francisco Pérez García en la revista Tiempo de Historia (1976): “El padre Aguayo. Un clérigo postconciliar del siglo XIX”.
Manuel Rodríguez Martín (Ortíz del Barco) |
Se mostraba especialmente interesado en obtener su partida de defunción, una fotografía y en conocer detalles sobre un posible arrepentimiento. Su sorpresa tuvo que ser mayúscula cuando en julio de 1908 recibió por correo un ejemplar de la revista El Comercio Español de Montevideo, en la que figuraba el nombre de Antonio Aguayo Molina como director-gerente. Casi a la par, el ex presbítero remitió otra carta al director de Vida Nueva que vio la luz. Solicitaba “se rectificaran las grandes inexactitudes” que contenían la crónica de Ortiz del Barco, dando a entender, además, “que no se ha arrepentido de lo que ha escrito contra la plaga monárquico clerical que deshonra y aniquila a España”.
Con las facilidades y comodidades actuales para acceder a la documentación, en siguientes entradas intentaremos ocuparnos de sus destierros de ida y vuelta, y especialmente de la pródiga labor que desarrolló como periodista, publicista y escritor hasta el final de sus días. Antonio Aguayo Molina, bautizado en la Colegiata de Motril el 18 de diciembre de 1836, dejaba de existir en la ciudad de Montevideo (Uruguay) en 1920.
Historia del heterodoxo presbítero motrileño Antonio Aguayo.
Un trabajo más reciente, complementario del anterior, es el publicado por el abogado y escritor motrileño Francisco Pérez García en la revista Tiempo de Historia (1976): “El padre Aguayo. Un clérigo postconciliar del siglo XIX”.
Manuel Rodríguez Martín (Ortíz del Barco) |
Se mostraba especialmente interesado en obtener su partida de defunción, una fotografía y en conocer detalles sobre un posible arrepentimiento. Su sorpresa tuvo que ser mayúscula cuando en julio de 1908 recibió por correo un ejemplar de la revista El Comercio Español de Montevideo, en la que figuraba el nombre de Antonio Aguayo Molina como director-gerente. Casi a la par, el ex presbítero remitió otra carta al director de Vida Nueva que vio la luz. Solicitaba “se rectificaran las grandes inexactitudes” que contenían la crónica de Ortiz del Barco, dando a entender, además, “que no se ha arrepentido de lo que ha escrito contra la plaga monárquico clerical que deshonra y aniquila a España”.
Con las facilidades y comodidades actuales para acceder a la documentación, en siguientes entradas intentaremos ocuparnos de sus destierros de ida y vuelta, y especialmente de la pródiga labor que desarrolló como periodista, publicista y escritor hasta el final de sus días. Antonio Aguayo Molina, bautizado en la Colegiata de Motril el 18 de diciembre de 1836, dejaba de existir en la ciudad de Montevideo (Uruguay) en 1920.
Las elecciones a Diputado a Cortes por el distrito de Martos del año 1918.
Las aunadas huestes liberales y conservadoras de todas las poblaciones del distrito (Martos, Torredonjimeno, Fuensanta, Valdepeñas, Jamilena, Higuera de Calatrava, Santiago de Calatrava y Porcuna) tuvieron que desplegar todo tipo de artimañas para evitar la victoria del candidato de la oposición antidinástica. Cierto obstruccionismo contra Barriobero durante la campaña electoral (detenido en Porcuna) y un descarado pucherazo perpetrado en la villa de Jamilena terminarían siendo determinantes en el resultado final (véanse detalles relacionados con aquella contienda electoral).
Augusto Vivero
El candidato se personó sin avisar en Martos el día 4 de febrero. Visitó su Centro Obrero, trasmitiendo a sus asociados palabras de elogio sobre el correcto funcionamiento de su Escuela y de la Cooperativa que tenían organizada. Dedicó sus primeros días de campaña a recibir a comisiones de las vecinas localidades de Jamilena y Torredonjimeno. El día 7 se traslada a esta última donde celebra una “numerosa y entusiasta reunión” con los representantes de los partidos de izquierda por la mañana y un mitin por la tarde.
En Martos, donde existía una antigua y sólida organización republicana que coaligada con los socialistas gozaba de representación municipal, se realiza un especial despliegue electoral.
El día 8 en un atestado teatro (se quitaron las butacas para ganar en capacidad) Augusto Vivero pronunció un “brioso discurso que duró hora y media, fijando la actitud acerca de los interés nacionales e internacionales, e invocando el interés y la necesidad de derrotar al estéril caciquismo”. Le precedieron en el uso de la palabra el redactor de El Socialista Antonio Fernández de Velasco, el concejal conjuncionista marteño Pedro Álvarez Castillo y Juan Estrella Ortega, un fervoroso y consecuente socialista venido desde Torredonjimeno.
Al día siguiente, aprovechando la presencia en la ciudad de la Peña de la compañía cómico-dramática de Lola Ramos, se contrataron sus servicios para ofrecer una atractiva y gratuita función en honor del candidato Vivero. En un teatro engalanado con las banderas de las fuerzas políticas de la izquierda se representó “El lobo” de Joaquín Dicenta.
“Al final se leyeron entusiastas trabajos en pro del indudable triunfo de la candidatura y unas vibrantes cuartillas, originales de Lola Ramos, resultando la función un verdadero mitin”.
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El Liberal 26 de febrero de 1918 |
Coplas de la Aurora de Castro del Río (años 30).
Miradas del Guadajoz – 2010 |
He aquí otro documento folklórico del cual no es posible aportar datos ni noticias algunas, debido a que no existen referencias ni escritos que nos digan quien era el autor, ni si este era natural de Castro del Rio, o si dicha canción fue traída exprofeso para conmemorar a la Virgen de la Aurora, en la procesión que anualmente se celebra en la madrugada del día 8 de diciembre. A continuación transcribimos la referencia que hemos recogido en dicho pueblo, por distintos y autorizados conductos.
Los Hermanos de la Bella Aurora
por calles y plazas
salen a reunir
No le temen ni al frio ni al agua
ni a la mala noche
ni a lo por venir.
Siguiendo el testimonio de las referencias, antiguamente la parte musical se cantaba acompañada de violines, guitarras, bandurrias, campanitas o triángulos, y desde tiempo inmemorial viene ejecutándose con violines, flautas, clarinete, trombón, bajo de metal y campanitas.
La transcripción está hecha como se ejecuta hoy en día, probando que sucesivos gustos han introducido modificaciones, viniendo a demostrar nuestra aseveración del cambio que sufren los testimonios populares al transcurrir el tiempo.
La composición tiene diversas letras, pero nosotros copiamos la que generalmente se viene cantando desde antaño:
Es María mejor que la luna
y que las estrellas
y mejor que el Sol
y mejor que los ángeles todos
en una palabra,
la Madre de Dios.
y bajan al suelo
a dar resplandor.
por una ventana
se quiso arrojar
y la Virgen María le dijo:
por la puerta sal.
de la cama salen presurosos
y al Santo Rosario
se van a rezar.
MAGISTER IGNOTUS DE CASTRO DEL RÍO
Anuario 1932
En 1934, por concurso oposición, accede a una plaza en la escuela graduada de niños aneja a la Escuela Normal de Maestros de Córdoba.
Se trata de un verdadero apasionado de la pedagogía. Durante el tiempo que permaneció en Castro del Río, aparte de volcarse en cuerpo y alma en su misión educativa, y de prodigarse con la pluma, obtuvo algunos permisos y licencias que le permitieron ampliar su formación con cursos impartidos en la capital de España: escuela de Puericultura de Madrid (1929), curso de “Rítmica aplicada a la educación” (1929), curso en la escuela de sordomudos (1930).
En mayo de 1929, enmarcada dentro de los actos organizados por la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba con motivo de la Exposición Iberoamericana, por su origen y vasta formación, pronuncia una conferencia bajo el título de “La raza y la cultura precolombina”.
Pronto se decanta por otros temas, la poesía, que ya venía cultivando desde joven, el estudio del folklore y el de las costumbres populares. Por esta época son innumerables los artículos y reportajes periodísticos publicados con la firma de Rafael N. Olivares.
En 1933, en la colección Cuadernos de Cultura, publicó un opúsculo sobre la psicología infantil que tituló El estudio del niño y sus aplicaciones, dedicado al ilustre pedagogo Antonio Gil Muñiz.
En 1934, fruto de sus constantes inquietudes, sale al mercado otro libro: “Poesía infantil recitable” M. Aguilar editor, Madrid, “antología dirigida a padres y maestros, y, en general, a los educadores que han de llevar estas poesías a los niños”. Comparte el mérito con el inspector de educación, escritor y crítico literario José Luis Sánchez Trincado. Una rigurosa selección de poesía “para que los niños la digan como si fuera suya” (Salvador Rueda, Manuel y Antonio Machado, Rubén Darío, Fernando Villalón, Miguel de Unamuno, Gabriela Mistral, Altolaguirre, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti…)
Su amor por la poesía y la educación se funden nuevamente en otra de sus obras: “La invención poética en el niño”. Córdoba. Tipografía artística.1935. Un folleto de 24 páginas, en el que se recoge la comunicación leída en sesión ordinaria de la Real Academia de Córdoba, de la que llegó a ser miembro correspondiente. Juicio crítico acerca de la poetisa chilena de 9 años Alicia Venturino Lardé, con motivo de una visita que ésta hizo a Córdoba en compañía de sus padres.
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El golpe de estado del 18 de julio de 1936 impide la continuidad del proyecto editorial y frustra las inquietudes del grupo poético. Ante los horrores, inestabilidad e incertidumbre que genera cualquier conflicto, nuestro protagonista optaría por regresar a su patria.
Un ensayo zootécnico con perdigones en la villa de Espejo (Córdoba).
S.M. de perdices en Láchar (Granada) |
(Leer artículo completo)
Aprovechando el revuelo suscitado se publicaron dos libros con título casi idéntico: “La caza de la perdiz con reclamo” y “De la caza de la perdiz con reclamo”. El primero obra de un distinguido jefe militar de un cuerpo especial, ocultado tras un seudónimo algebraico (A + B). El autor del segundo, un cordobés, natural de Espejo, llamado Diego Pequeño y Muñoz Repiso (1839-1909).
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CAZA DE LA PERDIZ CON RECLAMO
Recuerdo con cariño las machaconas alusiones al perdigón de un peculiar personaje con el que compartí trabajo en un molino aceitero de Porcuna durante bastantes temporadas. Homónimo de un famoso cantaor de portentosa voz timbrada, la mayor ilusión de este buen hombre, la mayoría de las veces frustrada por necesidades de la empresa (transportista de orujo), era la de poder librar un día para entregarse al cuco en cuerpo y alma.
Nueva entrada: Un ensayo zootécnico con perdigones en la villa de Espejo (Córdoba).
De re bellica et artística Obulconensis: “Imprecisiones propagandísticas de un guerrero”.
Este joven militar había llegado hasta la localidad enrolado en una Bandera de la Falange Canaria a la que, junto a otras unidades, se le confió la misión de guarnecer la plaza una vez tomada por las tropas insurgentes el primero de enero del año 1937.
Jesús Nazareno desaparecido en 1936 (atribuido por tradición a Martínez Montañés) |
A los años 1914 o 1915 pertenece precisamente la fotografía de la cabecera. Se trata de un detalle de la original realizada por un anónimo fotógrafo contratado por la Casa Editorial Alberto Martín de Barcelona para que le proporcionara material gráfico con el que componer sus famosas series de Porfolios Fotográficos. La que mostramos a continuación no sería finalmente incluida en el cuadernillo correspondiente. De haber estado despejados los murales de los ábsides laterales, y pese a la falta de luz natural de las capillas, el objetivo de este profesional pudiera habernos transmitido muestras de su factura original.
Alférez José Gallo Martinez (1900-1921) |
Don Ramón Anguita Carrillo |
“Motrileños: Romero Civantos, no, no y no”.
( 28 de agosto de 1910) |
(18 de febrero de 1916) |
Nº 2: Isidro Romero Civantos |
Ocurrencias motrileñas (Irritación de sotanas y una epidemia de almorranas).
Apuntes sobre la vida y obra de Antonio Monroy autor del “Cuadro de la Tormenta” que existió en la iglesia de San Benito de Porcuna (Jaén).
Esta firmado en un escudo que sostiene un ángel donde se lee una inscripción referente a la vida del Santo, por Antonio de Monroy natural de la Villa de Baena (provincia de Córdoba)”.
Se aprecian sustanciales diferencias en la explicación de la composición que se bautiza como “Martirio de San Benito”. Creemos que éstas habría que atribuírselas a las prisas por poner fin a tan magno encargo, que además llevaba algo atrasado. Su paso por la ermita debió de ser bastante fugaz y de la famosa inscripción, en la que aparece el relato del milagro de la tormenta (pág. 181 y siguiente), tan sólo presta atención a la firma del autor, pudiéndose haberse redactado de memoria con posterioridad.
Más detalles sobre el dadivoso lote de regalo (aquí) Una vez realizada esta obligada introducción, sobradamente conocida por los amigos y aficionados a la historia local, se hace necesaria una introspección en la vida, obra y estilo de Antonio Monroy con el fin de intentar desentrañar la verdadera dimensión artística del lienzo al que nos venimos refiriendo
El importante caudal de trabajos trasmitidos por eruditos e historiadores cordobeses del siglo XIX y principios del XX, nos posibilita la labor, a pesar de las limitaciones derivadas del escaso rigor y cuidado puesto por su discípulo, hijo y heredero en conservar la memoria de su padre.
Antonio Monroy o Antonio María Monroy vino al mundo en la villa de Baena (Córdoba) a mediados del siglo XVIII y falleció en Córdoba sobre 1820-1823. No se le conoce formación académica, de la sí pudo disfrutar su hijo Diego José Monroy y Aguilera (1786-1856) que alcanzaría el éxito profesional, la celebridad y que gozó de una desahogada posición económica y social en la Córdoba de la primera mitad del XIX.
Unas primeras referencias biográficas nos las proporciona Antonio Gutiérrez de los Ríosen un elogioso artículo dedicado al pintor Diego Monroy con motivo del éxito alcanzado por éste en la Exposición Nacional de Bellas Artes del año 1843 (cuadro de la Sacra Familia) y su posterior nombramiento como Caballero de la Orden de Carlos III. Apareció publicado en el Semanario Pintoresco Español (30 de junio de 1844);
(Grabado de La Sacra Familia publicado en Semanario Pintoresco)
“Don Diego Monroy y Aguilera, nació en Baena provincia de Córdoba en el año 1790. Fueron sus padres el pintor D. Antonio María Monroy y Doña Juana Aguilera y Aguayo, de noble estirpe los dos, pero de modesta fortuna. La ilustrada piedad del Excmo. e Ilmo. Sr. Don Antonio Caballero, Obispo de Córdoba de venerada memoria, conoció la gran falta que en su Diócesis hacía un establecimiento en el que se enseñasen las matemáticas y el dibujo con la debida extensión y deseoso de remediarla determinó abrir en unas casas situadas a la inmediación d su palacio dos clases gratuitas de estas facultades, nombrando su pintor de Cámara y poniendo al frente de la segunda de ellas a don Antonio Monroy, que desempeñaba a la sazón su arte con general aceptación. La prematura muerte de Caballero impidió la apertura de la escuela, pero habiendo establecido Monroy una academia en su casa que llegó a ser frecuentada por muchos y muy aprovechados discípulos, entre ellos el insigne escultor Álvarez que tan glorioso renombre ha dejado por Europa; y en ella y bajo la dirección de su padre aprendió don Diego el diseño y los primeros rudimentos de pintura”.
Se trata de unos apuntes biográficos adulterados a propósito por el propio Diego Monroy como queda demostrado con las argumentaciones aportadas por José Antonio Vigara Zafra en un trabajo reciente: “La academia como paradigma del ascenso profesional: el caso del pintor Diego Monroy”.
“El artículo de Antonio Gutiérrez de los Ríos no sólo tenía el visto bueno de Diego Monroy, sino que había sido el propio pintor quien le había dado los datos biográficos sobre su propia persona y la de su padre”.
Se falsea la biografía de Antonio Monroy cuando se le relaciona con la proyectada escuela del Obispo Caballero y Góngora: “Monroy había buscado esa imagen porque le interesaba mucho más haber pertenecido a una institución de corte académico, que presentarse como un pintor cuyo aprendizaje inicial transcurrió en el taller de su padre bajo formulas gremiales”.
El paso del afamado escultor neoclásico José Álvarez Cubero (1768-1827) por la academia de dibujo de Antonio Monroy, que arrastran sus biógrafos, también parece responder a ese mismo afán enaltecedor mostrado por su hijo Diego.
Más ajustada a la realidad y clarificadora resulta la reseña que le dedica Rafael Ramírez de Arellano en su Diccionario Biográfico de Artistas de la provincia de Córdoba (1893):
Monroy (DON ANTONIO): Pintor y escultor. Nació en Baena, de tan modesta familia, que según se dice, fue en su niñez peón de albañil. Ignoramos como, cuando y con quien aprendió a pintar, y solo sabemos de él cuando lo encontramos en Córdoba convertido en pintor notable. Murió en Córdoba y fue enterrado en el cementerio de la Salud. Respecto a las fechas de su nacimiento y su muerte, y acontecimientos notables de su vida, las ignoramos, pero podemos conjeturar con algún fundamento por los datos biográficos de su hijo. Este nació en 1790, y suponiendo que el padre tuviera 25 o 30 años, debió nacer por los años de 1760 a 1765. Su traslación a Córdoba debió de ser por los años de 1800 o poco más, puesto que Don Diego nació en Baena y vino a Córdoba muy joven; suponemos por tanto que no tuviera más de diez años. Respecto a su muerte debió de ser hacia el año 1820 a 1823. Don Francisco de Borja Pavón, nuestro querido y respetable amigo, recuerda que preguntando un día a don Diego datos biográficos de su padre, le dijo que los ignoraba, recordando sólo que era un viejecito acartonado que iba en el invierno por la calle con su capita cruzada sobre el pecho, sin embozarse nunca, y no sabía más. Es lástima que fuera el bueno de don Diego tan descuidado en conservar la fama de su padre, a quien nunca llegó a alcanzar como pintor.
Al señor Pavón debemos el saber que don Antonio Monroy era escultor, pero desconocemos obra suya. En cuanto a la pintura, adolecía de los defectos de su época; era su color muy hermoso, quizá demasiado transparente, resultando algo vidrioso y falso; el dibujo correcto y la composición discreta. Para su época era uno de los mejores pintores andaluces.
Continua con una relación de sus obras que posponemos para más tarde.
Habida cuenta que Diego Monroy no nació en 1790 sino el 12 de Abril de 1786 (fecha bastante más fiable que introduce Francisco Valverde y Perales en su Historia de Baena) y que Antonio Monroy a la altura de de 1790 ya había traído al mundo un total de 10 hijos (de una carta suplicatoria en la que nos detendremos después), habría que retrotraer pues la conjetura de la fecha de su nacimiento. En una noticia sobre de los pintores que existían en la ciudad de Córdoba en 1804 (Archivo Municipal de Córdoba, tomada del trabajo de Vigara Zafra) encontramos censado a “Dn. Antonio Monroi, como de sincuenta años, sin oficial ni aprendiz”, lo que nos sirve para fijarla definitivamente en torno a 1850-1855.
El oscurantismo de Diego Monroy en torno a la biografía de su padre parece estar relacionado con sus orígenes humildes (peón de albañil). Sorprende que entre los datos que le proporciona a Gutiérrez de los Ríos se omita el segundo apellido de su padre, que pudiera restarle credibilidad al origen linajudo que pretende atribuirle a sus progenitores (de noble estirpe los dos: Monroy, Aguilera, Aguayo).
Creemos que su maestria (profesor en las tres nobles artes; pintura escultura y arquitectura), que aparece en la firma del “cuadro de la tormenta” de Porcuna (1788), la tuvo que adquirir desde niño al lado de algún maestro alarife y de los artesanos o artistas de los que éstos solían rodearse. Debieron de ser éstos quienes le aportaran y tutelaran en su progresivo dominio de la técnica del dibujo. Valverde Perales le atribuye participación en el diseño y dibujo de la sillería del coro de la parroquial de San Bartolomé de Baena.
“Don Antonio Monroy, pintor improvisado de un pobre albañil, de haber tenido buenos profesores hubiera sido un artista singular, puesto que lo poco que queda de su mano es de lo mejor de su tiempo, tanto por el dibujo como por la composición y el color”(Rafael Ramírez de Arellano op. cit.).
La vida de Antonio Monroy hasta instalarse en Córdoba a finales del siglo XVIII no estuvo exenta de las contrariedades y dificultades económicas propias de una actividad profesional condicionada por el mecenazgo. Así consta en una carta autógrafa fechada en Baena en marzo de 1790. Se trata de una especie de rogativa o suplicatoria dirigida a un ilustre personaje de sangre azul (Marqués), que por razones desconocidas parece retirarle repentinamente su protección:
Señor:
Nunca volviera a tomar la pluma para cansar a V.E. si en su carta de 5 de enero no me diera V.E. alguna esperanza; con bastante violencia lo hago pero mi extrema necesidad me impele a ello. También recelo si algún apasionado ha dado algún mal informe sobre mí, pues me ha parecido al ver el poco aprecio que V.E. ha hecho de la Obra ¿Cómo había yo de pensar que usted no había estimado una obra que por su particularidad merece estimación, pues no tengo noticia de que se haya hecho una semejante? No está el mas virtuoso libre de emulación. Este tiempo nos recuerda que grande es la malicia de los hombres, pues no saciaron su envidia hasta quitar la vida al Santo de los Santos, a la Summa Inocencia. Yo perdono de todo corazón a aquel que me haya hecho este agravio, y si sólo es imaginación mía me desligo de ello. Esta sospecha y más que todo mi Familia que se compone de diez Hijos y mi Esposa es quien me obliga a la plegaria, pues viéndome cercado y que no tengo más arbitrios que la Pintura para el sustento de doce personas, y que no se pagan las obras a razón porque lo ignoran y es poco lo que se ofrece de hacer, pues siendo esto así: ¿Cómo estará cercado mi corazón? Sólo Dios lo sabe.
Excmo. Señor reflexiónelo V.E con su alta consideración para que su piedad se extienda a socorrer a un hombre de honor, que si V.E. quiere saber quién es poco le costará pedir informes al Vicario y Clero, y después a esta Ilustre Villa; y con su respuesta determinar. Es cuanto puedo decir.
Perdone V.E. que le haya molestado y quede seguro de que no volveré a incomodarle.
Me alegraré de la salud de V.E. y de mi señora Duquesa y demás señores. He rogado y rogaré a la Divª Majestad prospere su vida por dilatados años.
(Pares Portal de Archivos del Ministerio de Cultura)
Resulta difícil encuadrarlo dentro de un estilo o escuela pictórica, mayormente porque su formación no fue académica y sólo se conservan algunas de sus obras, acompañadas de la incierta coletilla de “atribuidas”. Rafael Romero Barros en un artículo publicado por el Diario de Córdoba (octubre de 1893) le define de la siguiente manera:
“Antonio Monroy, recomendable pintor de la villa de Baena, seguía la escuela imperante a la sazón, introducida por Mengs y proseguida por Bayeu y Maella”.
OBRAS
La historiografía cordobesa del XIX sólo se ocupa de su producción en la capital. Entre las páginas de los tres tomos de los Paseos por Córdoba de Teodomiro Ramírez de Arellano, editados entre 1873 y 1877, aparece recogida la práctica totalidad de su obra y su ubicación original. Nos serviremos ademas de otras fuentes complementarias.
PARROQUIA DE SAN PEDRO
“Entre el altar de la Esperanza y la puerta, existe otro dedicado a las Animas, de construcción moderna y bella, con dos cuadros, un Jesús Crucificado y las ánimas al pie, obra de D. Antonio Monroy, y otro por cima, muy antiguo, con la Virgen de Belén”(Tomo II). Lo creemos desaparecido.
CONVENTO DE SANTA MARÍA DE GRACIA
“En la cruz que forma esta iglesia hay dos buenos altares , modernos y de buen orden, con santo Domingo y Santa Catalina de Sena, teniendo otros cuatro, uno de ellos dedicado a la Virgen del Rosario, en el que se ve un buen cuadro, obra de D.Antonio Monroy” (Tomo I).
Pudiera haber pasado a manos de anticuarios tras el rocambolesco asunto del progresivo y velado abandono al que se vio sometido este antiguo convento (siglo XV) para justificar su venta y posterior derribo (1974).
IGLESIA DEL COLEGIO DE SANTA VICTORIA
“Un cuadro que está sobre el coro, que representa a San Joaquín y Santa Ana con la Virgen, pintado por D.Antonio Monroy” (Tomo III).
“Sobre la reja del coro hay un cuadro apaisado que representa á la Virgen, San Joaquín y Santa Ana con bellos ángeles, de Don Antonio Monroy” (Indicador cordobés de Luis Mª Ramirez de las Casas Deza).
Aparece citado en el decreto de inscripción del conjunto como Bien de Interés Cultural en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (2010) ubicado en su lugar original y fechado en 1797. No hemos sido capaces de localizar fotografía del mismo. Puede visionarse fugazmente pinchando aquí.
CATEDRAL
“En la Catedral un San Antonio en un retablo del centro de la iglesia, que fue su última obra, está sin terminar y es seguramente de la más mérito de este profesor”(Apuntes sobre la historia de la pintura en general y particular de Córdoba por Manuel González Guevara publicado en 1869).
Tampoco disponemos de muestra gráfica. Desconocemos si llegó a terminarse y si pervive. Sería cuestión de pasearse entre los muros de la antigua mezquita aljama y museo catedralicio, o buscar entre los inventarios de las numerosas obras de arte allí recogidas.
RETABLO-ALTAR DE SAN RAFAEL (Calle Candelaria)
Inaugurado en 1801 con una solemne función religiosa. Erigido con el dinero que aportaron varios devotos, como desagravio por cierta profanación que se había cometido con otra imagen que lució en el mismo lugar y, de camino, como demostración de gratitud de la ciudad a su Santo Custodio por haberla librado, una vez más, de la terrible epidemia.
La imagen de San Rafael, así como la de los Santos Acisclo y Victoria que lo escoltan, fueron pintadas por Antonio Monroy, que por estas fechas parece haber superado la falta de encargos de la que se quejaba 10 años atrás en su carta.
Este altar pudo salvarse de las disposiciones dictadas en 1841 por Angel Iznardi, jefe político de la provincia, para que desaparecieran las imágenes religiosas de las calles con el fin de evitar que fuesen objeto de irreverencias, merced a la intervención del escritor Modesto Lafuente, amigo íntimo de Iznardi.
Por su permanente exposición a los agentes meteorológicos y anticlericales las pinturas se vieron sometidas a diferentes intervenciones a lo largo de su historia.
Una primera tuvo lugar a finales del siglo XIX a cargo del profesor de dibujo del Seminario y párroco de San Francisco D. Manuel Torres y Torres, con el tiempo canónigo en Córdoba y Sevilla y obispo de Plasencia. No fue demasiado afortunada ya que consiguió desfigurar el rostro del Arcángel:
“El pueblo, en su mayoría indocto en materias de arte, se lamentaba de que el San Rafael de la calle Candelaria no mirase a las personas que se detenían para rezarle, como las miraba antes de ser repintado” (de un artículo firmado por R.M. publicado en el Diario de Córdoba el 3 de marzo de 1921 abogando por su urgente restauración).
(Detalle de la postal de la casa Hausser y Menet, cuyo nº de serie nos permite datarla a principios del siglo XX, por lo tanto posterior a la citada restauración).
En la noche del 1º de mayo de 1931 el cuadro de San Rafael resultó nuevamente dañado en el trascurso de una tumultuaria concentración callejera contraria a la reacción derechista.
En 1933 se acomete una nueva restauración de la que fue responsable Rafael Romero de Torres y Pellicer (hijo del pintor Julio Romero), de cuya particular impronta como restaurador tenemos una buena muestra en Porcuna. Fue el encargado de restaurar brillantemente las pinturas murales laterales y el cuadro de San Juan Bautista que su padre realizó a principios del siglo XX para el nuevo templo parroquial.
Tampoco debió de ser muy afortunada. En plena guerra civil española, por obra y gracia del insigne y sanguinario gobernador civil Don Bruno Ibáñez Gálvez, se ordena suprimir la huella de Antonio Monroy para que se ejecutaran pinturas de nuevo cuño. Tuvieron que resultarle relativamente baratas puesto que el encargado de tal menester fue el joven artista, soldado de artillería en tiempo de guerra, Rafael Díaz Peno: “Realizó su trabajo en los ratos que le dejaba libre su deber militar” (De una jugosa y patriótica crónica de la reinaguración recogida por el Defensor de Córdoba de 15 de febrero de 1937).
ECCE HOMO
“En la esquina que hay a la mediación de esta calle (del Poyo), estuvo colocado hasta 1841 un bonito Ecce-Homo, original de don Antonio Monroy, que se conserva en el oratorio del Sr. Cantarero”(Tomo II). Este no se salvó de las disposiciones de Iznardi. Su paradero actual incógnito.
MUSEO DE BELLAS ARTES
Catalogado con el nº 48 del lote fundacional de cuadros con los que se creó el Museo de Bellas Artes de Córdoba, inaugurado en 1862. Constituido por cuadros y otros objetos de artes almacenados en la Diputación desde la exclaustración de 1836, en cuya ordenación y catalogación intervino Diego Monroy.
“Otro del pintor cordobés de últimos del siglo XVIII y principios del XIX, D.Antonio Monroy, discípulo de Maella, que representa a San Diego de Alcalá, que aunque de fría entonación, no carece de importancia por marcar el estado del arte en esa época” (Tomo II).
En su ficha museográfica consta su procedencia (Convento de Santa Inés de Córdoba) y la descripción, mientras que la atribución se considera dudosa. En el mismo Portal Ceres de museos se le atribuyen aAntonio María Monroy un boceto previo de San Diego de Alcalá y un cuadro del “Ángel de la guarda” (para ver pinchar sobre el mismo enlace anterior) no citado por la historiografía cordobesa.
Por lo que respecta a obras fuera de la capital cordobesa, aparte del desaparecido “cuadro de la tormenta” de San Benito de Porcuna, responsable último de estas curiosidades, tenemos constancia de otra obra suya a través del blog de la Hermandad de Animas de la villa de Espejo. Heredera ésta de la antigua y arraigada cofradía de las Benditas Animas del Purgatorio, que a finales del siglo XVIII erige y dispone de capilla propia en la Parroquia de San Bartolomé. Además de los altares dedicados a Ntra. Señora de los Dolores y a las Benditas Animas, se levanta otro dedicado al Arcángel San Rafael, decorado con un hermoso lienzo del pintor Antonio Monroy (desaparecido). Imaginamos que la información procederá del archivo documental de la propia Cofradía.
De impresionante factura y recientemente restaurada es la es la pintura del “Milagro en la tentación de San Francisco”del Museo de Jaén, de claro estilo tardobarroco, atribuida también a Antonio María Monroy en base a datos encontrados en la documentación de la Comisión Provincial de Monumentos de los años 1845 y 1846.
En un catálogo de obras de arte recientemente restauradas por la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid aparece un “San Torcuato” de Antonio María Monroy fechado en el año 1793 y alojado dentro de la iglesia parroquial de la Virgen de la Paloma (Madrid). Por la magnitud artística de la capital de España se ve que nadie se ha preocupado de hacerle una fotografía y colgarla en la red (lo hemos dejado por imposible). Se trata de la más cercana cronológicamente a la nuestra desaparecida. Se agradecería la colaboración de porcunenses residentes en la villa y corte.
Si la fecha es veraz pertenecería al periodo en que tuvo su taller en Baena. Sorprende que sólo tengamos constancia de una obra en su pueblo natal (su ya referida intervención en el dibujo del coro de la parroquia de San Bartolomé).
La última noticia sobre su labor artística la encontramos en el vecino y pintoresco pueblo de Zuheros. En 1788, el mismo año que pinta el “cuadro de la tormenta”, Antonio María Monroy, natural de Baena, profesor en pintura, arquitectura, escultura y dorado, recibe el encargo de dorar el retablo del altar mayor de la parroquia de Ntr. Sra. de los Remedios.
Retablo de la parroquia de Zuheros
Un poquito de Historia Ficción
Aproximadamente sobre 1930 el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Don Diego Angulo Iñiguez, visita Porcuna y fotografía la Torre Nueva, el torreón de enfrente y cuanto de mérito histórico artístico encuentra en sus templos. Un total de 12 fotografias cuyos negativos se conservan en la fototeca – laboratorio de arte de su Universidad. Seguramente el visitante ilustre desistiría de fotografiar el «cuadro de la tormenta» de Monroy por hallarse éste, además de craquelado (1922), sucio y sumamente oscurecido por efecto de los procesos naturales de oxidación del barniz.
De haberse sobrepuesto en 1936 al envite de las incultas y descontroladas hordas rojas “empeñadas en la destrucción de todo lo que signifique un atisbo de religiosidad, de arte o de historia” difícilmente se hubiera conservado sin una intervención rápida.
El entrecomillado pertenece a un falangista ilustrado cuya identidad dejamos para otro momento.
Ni iglesia católica ni autoridades del primer franquismo, con otras prioridades, se hubiesen embarcado en la restauración de un cuadro, que dejando aparte su valor simbólico y sentimental ligado a la religiosidad popular y al patronazgo local, no serían capaces de valorar en su justa medida. A lo sumo y en el tardofranquismo por intercesión de un influyente erudito local se podría haber puesto en manos de algún restaurador de poca monta.
Para una restauración en condiciones se tendría que haber esperado al siglo XXI, trabajarse y ganarse previamente a las autoridades competentes en la materia (los del visto bueno). Algo poco probable habida cuenta que tenemos en Porcuna un espectacular camarín barroco en la iglesia de Jesús Nazareno, a años luz en valor artístico, pidiendo a gritos una restauración urgente, que no llega, entre otras porque creemos que no se solicita.
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EL ANTICLERICALISMO EN ACCIÓN: PORCUNA A FINALES DEL S.XIX.
Las Dominicales 10 de enero de 1891
Como presidente honorario figura Victoriano Rivera Romero, veterano catedrático de retórica y director durante algunos años del Instituto Provincial de Córdoba. Este señor se hallaba vinculado a Porcuna por lazos familiares (a desentrañar en entrada aparte). Gran amante de las antigüedades, fue correspondiente en Córdoba de la Real Academia de la Historia y estudioso de algunas lápidas antiguas halladas en Porcuna. Durante los últimos años de su vida fue concejal del Ayuntamiento de Córdoba por la minoría republicana coalicionista.
Como presidente efectivo aparece el médico Sixto Sebastián, padre de Cesar y Emilio Sebastián González. Llama la atención la presencia de un individuo con los mismos apellidos que don Eugenio Molina, posiblemente hermano, situado ideológica y políticamente en las antípodas que éste. Algunos de los vocales aparecen como suscriptores o en la correspondencia administrativa de Las Dominicales del Librepensamiento, de cuyos posicionamientos laicistas o anticlericales no tienen porqué ser partícipes necesariamente los anteriormente nominados.
En una nueva cuña de corte anticlerical publicada en octubre de 1891 trasciende el nombre del corresponsal local de las Dominicales:
“Mi amigo Antonio Zarza, corresponsal de Las Dominicales en Porcuna, me escribe entusiasmado para contarme que el cura de aquella feligresía, en vista del vuelo que allí va tomando el librepensamiento con la venta de mi excomulgado y querido semanario, está que echa maldiciones hasta por los callos y durezas de los pies contra el bueno y activo expendedor de la regeneradora medicina anticlerical.
Felicito a mi amigo Zarza y felicito también al cura, porque si buenas desazones le causo con mis burletas, buenas martingalas se trae con sus ovejas; pues, si no estoy equivocado, nada menos que 13.000 reales las ha trasquilado en rifa por un mal retrato de Jesús Nazareno, en los mismos días y en los propios meses que el hospital de Porcuna no puede recibir ni atender a los enfermos por falta de dinero.
¡Y váyase lo uno con lo otro! Quiero decir la desazón del cura con Zarza, por la martingala de la rifa”.
No conocemos el número de ejemplares del semanario impío que llegaban hasta Porcuna, lo que nos impide hacernos una idea de la verdadera dimensión de estas corrientes anticlericales y librepensadoras en la localidad.
Muy posiblemente el nombre del corresponsal e informante sea ficticio, a fin de evitarsele represalias al verdadero. Su distribución, imaginamos, se haría con grandes dosis de sigilo y prudencia. Casi seguro que, motivados por esas filtraciones a las que Demófilo o cualquier otro redactor sabían ponerle su particular toque irónico y burlesco, la maquinaria de caza y captura del intrépido chivato tuvo que estar operativa entre los sectores más reaccionarios de la sociedad local.
Aunque éste no parece achantarse. Con un par de años de por medio el corresponsal de Las Dominicales vuelve a ser protagonista de otra burla. Se trata de un suceso acaecido el 1ª de Mayo de 1893, que no guarda relación con manifestación obrera alguna, sino con un rayo que penetró por las ventanas de la Iglesia de San Francisco, utilizada como parroquia mientras se construía el nuevo templo:
“El 1º de mayo hubo tormenta en Porcuna, y el único rayo que de si arrojaron las nubes se metió en la iglesia donde chamusco un San Francisco de lienzo y destrozó el coro.
La casa del corresponsal de Las Dominicales en Porcuna, sin novedad ¿Qué dicen de esto los cleripopótamos porcunenses, que embaucan a las gentes explicándoles los efectos del rayo como castigos de los cielos?
No lo sé. Lo que dije yo es que al que escupe a lo alto, en el rostro le cae la saliva”.
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VALES Y PAPEL MONEDA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
PORCUNA (Jaén)
A los pocos días, un anónimo redactor de prensa al servicio de la causa propagandista de F.E. de las J.O.N.S, repara con asombro en los mismos y ridiculiza, con importantes dosis de bellaquería e ignorancia, su reciente descubrimiento:
MOTRIL (Granada)
INGENIERO DAMIAN QUERO (2ª PARTE Y FINAL)
La práctica totalidad de los relacionados aparecen en los cuadros de las logias cordobesas Estrella Flamígera y Patricia, aunque con claro predomino de la primera. No debió ser autorizada pues no volvemos a tener noticias sobre ella. La mayoría de los integrantes de este activo y laborioso grupo de masones cordobeses se hallaban también relacionados con la Sociedad Económica de Amigos del País de Córdoba. Se trata de hombres proyectados social y profesionalmente durante el extinguido régimen republicano.
Figura el nombre del Venerable Maestro de la Logia Estrella Flamígera, el pintor, escenógrafo y decorador Francisco González Candelbac, que dejó su particular impronta artística en el edificio del Gran Teatro inaugurado en 1873.
Diario de Córdoba (20 de noviembre de 1882) Por su condición de funcionario público se mantuvo siempre en un segundo plano. Lo publicado en El Nuevo Régimen a su muerte nos sirve para hacernos una idea sobre cómo vivió la política:
“En política fue invariable. No abandonó nunca la democracia, la federación, ni la republica; no tuvo nunca veleidades dentro de su partido. Era hombre ajeno a toda ambición política, a quien no movían sino sus ideas y el amor a la patria”.
Prueba de ello es que en la mayoría de las cabeceras de prensa afines a sus ideas podemos encontrar su nombre entre los suscriptores, así como participando en las típicas cuestaciones. Sirva de ejemplo la realizada por La República en el año 1.888 en favor de una Asociación Benéfica encargada de socorrer a los presos y emigrados políticos republicanos:
CULTURA Y SOCIEDAD
En octubre del año 1879 participa en un ciclo de conferencias agrícolas organizado en Córdoba, impartido por Ingenieros en sus diferentes ramas, profesores y catedráticos de la Escuela de Veterinaria, del Instituto y de la Normal de Maestros. El tema desarrollado por Damián Quero fue “La Arquitectura rural”.
En 1881 formaba parte, como vicepresidente, de la Junta Directiva del Centro Industrial en cuyos locales celebraba sus reuniones y actos públicos un recién nacido Ateneo de Córdoba. Integrado en el mismo dentro de la Sección de Ciencias exactas, físicas y naturales.
Durante los años 1883 y 1884 formó parte de la Junta Directiva del elitista y aristocrático Circulo de la Amistad de Córdoba. Suponemos que por estas fechas ya había dejado atrás su militancia masónica.
Ya había adquirido cierto prestigio a nivel social, por lo que lo mismo le encontramos actuando como jurado en los tradicionales concursos hípicos, en las típicas muestras de ganado y maquinaria o como responsable a la hora de dictaminar los premios en los certámenes científico-literarios.
Exceptuando un corto destino provisional en la provincia de Almería (1883), el grueso de su carrera transcurre en la Jefatura Provincial de Obras Públicas de Córdoba, como Ingeniero Jefe desde 1887 hasta su fallecimiento en 1889.
Tuvieron que ser innumerables los proyectos en los que se estampara su firma.
Entre los de mayor envergadura podemos citar el de la desviación de la carretera Madrid-Cádiz a su paso por la capital cordobesa, con un nuevo trazado entre la Cruz del Rastro y el Puente Mayor sobre el Guadalquivir, que llevaba aparejada la prolongación del famoso Murallón de la Ribera. Se realizaron algunas expropiaciones y se iniciaron los trabajos en 1890, que quedaron pronto interrumpidos por falta de liquidez.
Su obra llega hasta los mas remotos lugares de la provincia:
Cuesta de la Traición (Ctra. Córdoba-Villaviciosa)
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Paseo de la Cruz (Espiel)
Alcantarillado en Espiel
INGENIERO DAMIÁN QUERO (1837-1899).
Casa del Gobierno de Iloio. |
Detalle del Puente sobre la Ría.
En el reportaje publicado en la Ilustración se le atribuye el mérito al Jefe de Obras Publicas. Tal circunstancia no pasó desapercibida para Quero, que inmediatamente se encargó de clarificar la verdadera responsabilidad de las mismas:
“Rectificación. La Ilustración Española en su último número, presenta los notables dibujos de las obras ejecutadas en Iloio (Filipinas) , atribuyendo el mérito de su ejecución al jefe de obras públicas: y nosotros, mejor informados, debemos rectificar que han sido ejecutadas y dirigidas por el ingeniero de caminos, jefe del departamento de Las Visayas, don Damián de Quero y Díaz”.
(La Iberia 1875)
Coincidiendo con la terminación de estos trabajos resulta afectado su estado de salud:
“Don Damián Quero, ingeniero civil, padece una afección disentérica, que se hace tenaz a cuantos medios se han venido poniendo en práctica para su curación, y que produce ya serios trastornos debido a su falta de nutrición, por lo que hoy su vida se encuentra en grave peligro y estando sostenido el padecimiento por causas climatológicas, creo de imprescindible necesidad su más pronto traslado a la Península, como único medio de salvación”.
(De un certificado médico expedido en marzo de 1875)
Atendida su solicitud de licencia temporal, el 9 de abril de 1875 sale del puerto de Iloio a bordo del vapor ingles Benladi, que tenía por escala Singapur y por destino Londres.
Tras una larga travesía, el 31 de mayo desembarcaba en el puerto de Málaga a bordo del vapor mercante “Alegria” procedente de Gibraltar.
La familia, que había crecido durante esos 8 años de estancia en el archipiélago, debió permanecer a la espera.
Durante este periodo fijo su residencia en Porcuna al lado de su madre y hermanos. La recuperación, al parecer, no terminaba de llegar, por lo que inició los trámites para la obtención de la licencia definitiva, a la que termina accediendo el Ministerio de Ultramar “sin prejuicio de ser preferido para volver a su destino si cuando se restableciese por completo hubiese vacante”.
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Los orígenes del obrerismo en Motril: el mitin de Pablo Iglesias del año 1914.
GACHAS DE TODOS LOS SANTOS
LA SUERTE DE DON TANCREDO
PATALEO CHASCARRILLERO LABORAL
LA SUERTE DE ELIZONDO
El Guadajoz a su paso por Castro del Río (Fot. Castella) |
TOROS EN MOTRIL: LA PLAZA NUEVA (1914-1916)
Las novilladas de feria despiertan la afición taurina entre un selecto y cerrado grupo de motrileños. A principios de 1915 se constituye una tertulia cofrade de taurómacos, denominada “Las Animas”, integrada por 25 miembros y hermanada con otra de similares características existente en la ciudad de Granada que tenia por nombre “La Oración de la tarde”. Los motrileños brindaron hospitalidad a los granadinos en más de una ocasión, mediante la organización de encerronas de becerras rematadas con suculentos almuerzos a la orilla del mar. Entre los invitados a participar en las mismas encontramos a matadores de toros como el granadino Lagartijillo Chico o el sevillano Juan Belmonte, homenajeado y admitido como miembro honorario de tan peculiar cofradía en un banquete dado en la playa.
Plaza Nueva de Motril (octubre de 1916)
El 18 de octubre de año 1916, con un lleno rebosante, se verificó la inauguración de la nueva plaza de toros de Motril construida en un tiempo record. Cuatro toros de la ganadería de Pérez Padilla para el diestro de Triana Curro Posada.
“La afición acude ávida de entusiasmo por contemplar las hazañas de Curro, por tener hambre de toros y por no haber toreado hacia ya treinta y tres años ningún matador de toros en Motril, cuando existía la plaza vieja de madera que se construyó en Capuchinos”.
Preside el festejo el alcalde Sr. Francisco Pérez Santiago, asesorado por el conocido aficionado granadino Eladio Pericás, Prior de la Cofradía de “La Oración de la tarde”.
Una pareja de alguaciles, montados en briosos potros enjaezados y vestidos con unos flamantes trajes de de terciopelo negro hacen el despeje de plaza.
Obligada referencia al ramillete de bellas señoritas que ocupan los palcos.
Un toro castaño, marcado con el nº 61 de la ganadería de Pérez Padilla (antes Marquesa Viuda de Cullar de Baza) llamado “Brujito”, fue el primero en salir de chiqueros.
El marcado con la cruz es Brujito
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Vista parcial del tendido de la Plaza Nueva
“Resumen: El ganado manso perdido, escurrido de carnes, sin edad ni pitones, impropio para correrse como toros y menos en una corrida de inauguración. Para una novillada hubieran sido aceptables. Entre todos tomaron doce varas y mataron en el ruedo cuatro caballos. El único que sobresalió algo fue el primero y se pensó mandar cortar su cabeza para disecarla, pero no se llevó a efecto”.
En vista del éxito alcanzado la empresa le contrató para una nueva corrida a celebrar el domingo 22, en la que habrían de lidiarse cuatro toros de la ganadería de Romualdo Jiménez de La Carolina (Jaén).
Se perpetró una gran estafa con la consiguiente decepción de quienes pasaron por taquilla. Se anunció como gran corrida de toros la de cuatro becerros. Parece ser que estos estaban reservados para unos novilleros a los que Posadas consiguió desplazar del cartel original.
“Si los toros de la anterior corrida encajaban en una novillada, los becerros de hoy eran a propósito para una capea; yo los hubiera puesto en adobo que es como menor están los chotos. A estas horas desde que hay toros en Motril, no hemos visto matar a un toro, ¡ bien matado!, más que al “Moni” hace dos años en la Plaza de Retana”.
(De una crónica remitida por un revistero motrileño que firma como Paquiro)
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CUADRO ARTÍSTICO DE LA CASA DEL PUEBLO DE PORCUNA
Fotografia de posguerra (el edificio que sobresale a la derecha es la casa) |
Banquete en honor del Dr. Fernán Perez (abril de 1929) |
Casa del Pueblo de Lopera (Jaén)
Ese mismo día, en función matinal, participaron en una velada organizada por la Casa del Pueblo de la vecina localidad de Lopera, cuyo obrerismo, después de moverse en la órbita organizativa del anarcosindicalismo durante el Trienio, retomaba su actividad con José López Quero a la cabeza, ahora dentro de las filas socialistas.
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